Categoría: Los 12 pasos de un caminante
(Los 12 pasos de un caminante) 6- Ecos de la Esencia
ECOS DE LA ESENCIA (12 Pasos de un Caminante) En un rincón olvidado del mundo, donde las sombras susurraban y el viento llevaba secretos, vivía Unar. Su nombre, que en la lengua antigua significaba «la que brilla», era un eco de la luz que alguna vez irradió. Unar había aprendido a moldearse, a ser lo…
(Los 12 pasos de un caminante) 5- Maestro de las Olas
MAESTRO DE LAS OLAS (12 Pasos de un Caminante) En un mundo donde los vientos caprichosos y las mareas impredecibles dictaban el destino, Unar aprendió la lección más valiosa de su vida. Unar, el tejedor de velas, creía que podía predecir y controlar los vientos que inflaban las velas de los barcos que surcaban el…
(Los 12 Pasos de un Caminante) 4- Rompiendo Cadenas
ROMPIENDO CADENAS (12 Pasos de un Caminante) En un pequeño pueblo, donde las miradas de los demás tejían la realidad, vivía Unar. Su nombre, que en la lengua antigua significaba “el que brilla solo”, era un presagio de su destino. Desde niño, Unar sentía el peso de las expectativas ajenas. Cada paso que daba, cada…
(Los 12 pasos de un caminante) 3- El Bosque de Unar
EL BOSQUE DE UNAR Unar, un hombre de mirada profunda y cabellos plateados, habitaba en el rincón más alejado del pueblo. Su pequeña cabaña, rodeada de árboles centenarios, parecía guardar secretos ancestrales. Los lugareños decían que Unar tenía el don de ver más allá de lo evidente, de leer las huellas del viento y los…
(12 Pasos de un Caminante) 2- Arquitecto de Emociones
ARQUITECTO DE EMOCIONES (12 Pasos de un Caminante) Unar siempre había creído que el destino era algo escrito en las estrellas, inmutable y eterno. Pero esa tarde, mientras observaba el ocaso desde el viejo muelle, comprendió que había algo más volátil y poderoso que el mismo destino: sus sentimientos. “Nadie es culpable de lo que…
(12 Pasos de un Caminante) 1- EL OBSERVADOR INTERNO
EL OBSERVADOR INTERNO (12 Pasos de un Caminante) En el espejo de la vida, Unar buscaba reflejos que le sonrieran o fruncieran el ceño, creyendo que cada gesto era un juicio a su ser. Pero un día, el espejo se empañó, y las figuras se volvieron borrosas. Sin rostros claros que lo miraran, Unar se vio…