Nacida en Maracaibo, Venezuela, durante la vibrante década de los 70, mi infancia transcurrió en un barrio que, aunque económicamente desfavorecido, era un refugio seguro y unido, donde el concepto de comunidad era el patio de mi casa. Mi primer contacto con la literatura llegó inesperadamente a los once años, cuando un pequeño libro de bolsillo, una *Antología Poética* de Federico García Lorca, rescatado de un basurero, despertó mi amor por las letras y el profundo impacto de la poesía.
En aquellos años de adolescencia, inicié mi propia travesía como poetisa, descubriendo que podía expresar mis emociones y experiencias a través de la escritura. Sin embargo, esa ilusión fue temporalmente apagada por el desdén de un primer amor, que puso en duda mi talento y valía, llevándome a apartarme de mis escritos durante un tiempo.
A pesar de los años 80, marcados por desafíos personales y familiares, retomé la escritura de poemas en los años 90, siendo ya estudiante universitaria. Este renacimiento literario me permitió canalizar el dolor emocional y encontrar alivio en medio de la adversidad. La poesía se convirtió en mi herramienta de catarsis emocional, una terapia personal en tiempos difíciles.
Aunque a menudo enfrenté incomprensión y miradas de desconcierto, la escritura permaneció como una fuerza constante en mi vida, ayudándome a navegar y superar los numerosos obstáculos y limitaciones propias de mi entorno. Mi viaje en el mundo de las letras es un testimonio de la resiliencia y la búsqueda continua de una voz auténtica a través de la escritura.
Con un espíritu de perseverancia y autodidactismo, he mantenido viva la llama del amor por la poesía, aprendiendo a valorar el poder de las palabras como un reflejo de mi propia identidad y experiencias.
Desde mi infancia, siempre encontré refugio y expresión en el arte, la música y las manualidades. A pesar de los recursos limitados, me valía de cualquier cosa a mi alcance para crear, utilizando desde piedras y ramas, hasta botones y trozos de tela. Esta inclinación creativa se convirtió en mi voz, una forma de interacción silenciosa, pero poderosa con el mundo que me rodeaba.
El seudónimo «Otraocy Osamás» surge como una respuesta irónica al escepticismo que rodea a las artes y la creatividad. En un mundo que tradicionalmente considera estas expresiones como meros pasatiempos o un privilegio de pocos, reivindico mi derecho a expresarme y a disfrutar de mi arte. Durante mi adolescencia, esa crítica externa me hizo ocultar mis obras. Sin embargo, con el paso del tiempo, he encontrado la valentía para dejar que mis creaciones resurjan, libres de las críticas y estigmas del pasado.
Mi formación académica incluye una Licenciatura en Música, tras la cual he compartido mi pasión como profesora y directora de coros, llegando a niveles universitarios. También tengo formación en Musicoterapia, un área en la que he trabajado especialmente con personas mayores, combinando mi amor por la música y mi deseo de ayudar a los demás.
Aunque comencé sin completar estudios formales en artes plásticas, mi experiencia autodidacta ha nutrido mi perspectiva única sobre la creatividad. En un mundo lleno de prejuicios hacia los autodidactas, afirmo mi derecho a explorar y expresar mi creatividad sin barreras, valorando cada paso en mi camino artístico.
Hoy, las composiciones que publico son un reflejo de mi esencia, una mezcla de experimentación y autenticidad. Si alguna de mis obras resuena contigo, estaré encantada de compartirla y, si es posible, intercambiarla por algún beneficio económico que me ayude a seguir creando. A través de cada pieza, invito a otros a ver el mundo desde otra perspectiva, llena de posibilidades y transmutaciones constantes.
Desde temprana edad, la música ha sido el hilo conductor de mi vida. Crecí en un ambiente musical influenciado por mi padre, un músico empírico que sembró en mí el amor por la música desde que era una niña. A los 7 años, descubrí mi pasión por el canto al interpretar canciones populares junto a mi padre, quien me acompañaba con su cuatro, un instrumento emblemático de mi tierra natal, Venezuela.
Mi primer contacto formal con la música ocurrió a los 12 años durante una clase en el centro cultural de mi barrio, donde experimenté una revelación al descubrir las siete notas musicales. Aquel momento definió mi destino, sembrando en mí un anhelo por explorar la música desde su esencia.
Aunque inicialmente tuve un desencuentro con mi vocación durante mis primeros intentos universitarios, finalmente seguí la voz de mi corazón y me matriculé en una universidad recién abierta donde cursé una carrera en música. Completé mis estudios y encontré una salida laboral como docente, un rol que desempeñé en colegios, liceos e institutos, además de dirigir corales estudiantiles, una experiencia que disfruté ampliamente.
Sin embargo, mis aspiraciones iban más allá de las aulas. Mi verdadera pasión reside en la composición musical, un espacio donde puedo expresar mi autenticidad sin ataduras al mercado convencional. Rechazo la superficialidad de las temáticas populares y busco transmitir la voz de mi ser interno a través de mis letras y melodías.
A pesar de las incertidumbres económicas, no permito que el miedo detenga mi camino. Estoy comprometida con perfeccionar mis habilidades en el mastering y edición musical, llevando adelante mi desarrollo profesional de manera autodidacta. Comparto mis creaciones bajo el seudónimo Nurchy Barri, aceptando las opiniones respetuosas y constructivas del público, mientras protejo mi espacio creativo de críticas destructivas.
En resumen, mi carrera es una expresión inquebrantable de mi esencia. Me esfuerzo por que mis composiciones enriquezcan la atmósfera planetaria y reflejen lo mejor de mí. Sigo la voz de mi corazón con confianza, consciente de que este camino es mi verdadera vocación y propósito.
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