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Colectivismo y el Efecto Cognitivo Oveja 

Pastor y ovejas

Según el colectivismo, las personas  no tenemos derechos; y nuestro trabajo, cuerpo y personalidad son propiedades del grupo; y el mismo puede hacer lo que quiera, por cualquier motivo y por su propio bien. Desde estas premisas; las personas  existimos con permiso del grupo y para su beneficio colectivo.

La sociedad convive en colectividad  bajo códigos o leyes que se observan para que sea posible la convivencia.  ¿Pero puede ser ilimitado el poder que le otorgan a la sociedad dichas leyes?

El poder de la sociedad debería estar limitado por los derechos individuales e inalienables. Sólo podría  crear leyes que no violasen  estos derechos.

Pero… bajo el modelo colectivo, la sociedad puede crear las leyes que elija  imponiéndoselas a cualquiera en la forma que desee.

Así que bajo la ley universal de los derechos inalienables y fundamentales del ser humano y que los colectivistas prefieren llamar individualismo en el mal sentido del término; una gran millonada de gente aborregada e ignorante, puede ejercer presión para que unos cuantos individuos que no quieran ser vacunados; lo sean, o queden encarcelados por no hacerlo, o execrados socialmente   si no se doblegan a la elección y supuesto bien común o colectivo.

Veamos… Como individuo tengo prohibido matar a otros individuos; además de violar la legalidad, ya que violentaría su derecho a la vida. 

Como individuo también tengo derecho a proteger y defender mi propia vida y la ley está de parte de dicho derecho.

Entonces… ¿Qué necesita un sistema autoritario para pasar por encima de los derechos inalienables de un ser humano? Para violentar el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; necesita manipular a las masas, lavarles el cerebro en nombre de ideas, sean la mismas falsas o no. El autoritarismo siempre necesita del apoyo de las masas.

Las mayorías están adoctrinadas desde el mismo núcleo familiar, y demás instituciones, para cumplir su papel de rebaño. 

En este mundo se nace ya con la inclinación genética a ser esclavo y obrero, lo que luego se te termina de formatear por medio de todas las instituciones (todas), empezando por la familia. Así que no es tan sencillo salir del efecto rebaño.

Al sistema le preocupa muchísimo que un puñado de «ovejas descarriadas» le alerte al rebaño de que su aparente y benévolo «pastor»; es al mismo tiempo quien tomará sobre ellas las decisiones que a él le convengan como dueño; que «esos» que aparentan estar dedicados a protegerlas, cuidarlas y conducirles sus existencias en pro de su bienestar general; son los perros asistentes del pastor, y que su buen pastor solo les ve como ganado necesario y para su provecho.

El pastor de un rebaño, en un determinado momento de su vida, hará con las ovejas lo que necesite y le convenga a él como individuo y dueño. Podrá venderlas a otro pastor, o sacrificar a las más viejas, y enfermas, quedándose con las más útiles y aptas.

Todo pastor necesita que su rebaño confíe en el, le siga y obedezca, haciendo uso de la ayuda de perros, también fieles y convencidos de su trabajo.

¿Cambiar de pastor significa libertad para el rebaño? Pues no, solo representa cambiar de amo y esclavista controlador. La única libertad posible es liberar la mente de la programación y adoctrinamiento del sistema pastoril, sea cual sea su ideología, social, política y/o religiosa, mística, espiritualista, etc. sea cual sea el lugar planetario donde esta se desarrolle. 

Mi suegro fue el último pastor de ovejas de su pueblo en la España vaciada, una vez le pregunté qué pasaría si a las ovejas se les dejaba en libertad o sin pastoreo y a su libre albedrío, me contesto: morirían, ¿Por qué? Pregunté yo. Porque estos bichos solo comen y comen y reventarían de comer. Me contestó. Literalmente así es. La misma inconsciencia de las ovejas les hace necesitar un guía o conductor.

Así que mientras haya inconsciencia habrá rebaño, y el «efecto rebaño» necesita pastores, y todo pastor conoce a «sus ovejas», sabe más de ellas que ella mismas. Es lo mismo con las masas.

Quienes podrían sentirse insultados con esta analogía, no lo harán, porque ni siquiera la leerán, porque una oveja ni se piensa ni piensa. Así que si estas leyendo esto, posiblemente o estés saliendo o hayas salido ya del «efecto cognitivo oveja».

Una oveja siempre tiene miedo, porque no sabe usar su propia inteligencia, le ha sido extirpada, si alguna vez la tuvo ni se acuerda de ello. Vive por la «fe» que tiene en sus cuidadores, no sabría que hacer sin ellos, así que su instinto de supervivencia la mueve a seguirles ciegamente  y a dudar de quienes no lo hacen. Ha interiorizado que los perros asistentes del pastor son sus amigos y protectores, que además que todo aquello que se les aproxime y los perros ladren; es peligroso para ellas.

Los perros asistentes del pastor, tampoco tienen mayor conciencia ni privilegio, sólo son animales útiles. Conocí a un pastor de ovejas que cuando su perra paría, sacrificaba a los cachorros recién nacidos para que no perdiese tiempo amamantándolos. 

Un pastor siempre encontrará la manera de ser obedecido por sus ovejas, ¿Y qué hay de la ley y la moralidad? Las ley solo ha sido escrita para que las ovejas no se maten entre ellas mismas, no para ser aplicada al pastor, porque el siempre podrá hacer lo que quiera con ellas. Así que no ha de sorprender cómo España se pasó tres meses encerrada y aplaudiendo en los balcones al personal sanitario, a los «perros asistentes del pastor»; cuyo papel es ser animales al servicio del amo. Suena terrible la analogía, para quienes se sientan retratados en ella, a mí no me duele decirlo, yo no aplaudí a nadie.

Bajo el sistema de colectivismo, las personas se juntan en grupos unos contra otros; el grupo más numeroso termina teniendo todos los derechos, mientras que el individuo o la minoría no tiene ninguno. 

La ley y la moralidad solo existe para el rebaño, para que no se aniquilen entre ellos. La inmunidad que tienen los amos ante dichas leyes, puede hacerse extensiva a sus perros asistentes, pero algunos de estos perros en su inconsciencia piensan que trabajan por el bien común.

Así que las leyes humanas al parecer, solo se aplican al rebaño y no a los amos, entonces, ellos han de manipular al rebaño, para que en nombre del bien de las mayorías, se someta a las minorías, haciendo uso tanto de dichas mayorías, como de sus «perros asistentes».

Yo soy optimista, pienso que cada vez hay más «ovejas y perros»  despertando, y espero también que este despertar no sea solo para cambiar de amos y seguir siendo parte de un rebaño.

Nurchy Barri

10/08/2020


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